Nueva York, 18 jun. (COLPISA, Mercedes Gallego, corresponsal). ¿Se puede clonar a un héroe? La compañía californiana de biotecnología BioArts International dice haber proporcionado cinco respuestas al dueño del perro que encontró al último superviviente del 11-S . Cinco cachorritos del pastor alemán llamado ‘Trakr’, que suena como rastreador, nacieron en Corea del Sur entre diciembre y abril. Sólo que ‘Trakr’ está muerto, y estos no son sólo sus hijos, sino una réplica genéticamente idéntica que hizo estallar en lágrimas al policía retirado que viviese con él 15 años. Hace ocho James Symington estaba de baja, pero cuando vio las imágenes de las Torres Gemelas desmoronándose con quién sabe cuántas personas dentro cogió a su perro y se alistó de voluntario con la Agencia de Medidas de Emergencia de Massachusetts, que acudió al rescate. La decisión casi le cuesta el empleo, por violar la baja, y a su perro la paz de una muerte simple. ‘Trackr’ murió en abril pasado, después de años sufriendo problemas neurológicos y parálisis en las patas que algunos expertos atribuyeron a los tóxicos que respiró entre los escombros de las Torres Gemelas. Entre aquéllas montañas incandescentes sólo se encontraron cinco personas, y la última se lo debe a ‘Trakr’. Genelle Guzman McMillan pudo celebrar su 30 cumpleñoas con una muleta porque el pastor alemán de Symington la olfateó en medio de aquél nauseabundo espectáculo, 26 horas después de que se desmoronase la última torre. Por 100.000 euros Con una historia así a sus espaldas no es de extrañar que ‘Trackr’ ganase el concurso que organizó BioArts para clonar a un perro que realmente fuese único. La primera compañía del mundo en realizar este proceso de forma comercial ha organizado subastas con una entrada mínima de cien mil dólares, entre otras técnicas para promocionar el costos procedimiento que sale por una media de 144.000 dólares (unos 100.000 euros). El precio de una casa o el de una carrera universitaria, que sólo los más acaudalados pueden emplear en reproducir a su mascota. Como Edgar Otto, hijo del cofundador de las carreras de coches Nascar, que el año pasado estrenó el mercado al encargar una copia de su perro labrador ‘Lancelot’, que murió a los 12 años de cáncer de piel. El cachorrito de 11 semanas le llegó en febrero pasado, y su reacción fue la misma que la del policía retirado del 11-S. “¡Es idéntico!”, exclamaron los dos. Los expertos de BioArt advierten que eso no quiere decir que tengan la misma personalidad. Pero la Sociedad para la Prevención contra la Crueldad hacia los Animales pone el acento en otra advertencia: “Nuestro conocimiento actual sobre animales clonados indica que hay importantes razones para preocuparse por su bienestar”, recriminó. “Los informes sobre la salud y las condiciones de mamíferos clonados indican una variedad de problemas anatómicos y fisiólógicos”. De ser cierto los descendientes de ‘Trakr’ pueden tener una muerte tan agónica con él.
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