sábado, 28 de marzo de 2009
Inmadurez en el cardias
Algunos cachorros refluyen una pequeña cantidad de leche justo después de las tomas. A pesar de que estas actuaciones se pueden considerar normales hay que hacerles un seguimiento para descartar posibles problemas como un constipado, un parvo virus…
En ciertos cachorros el problema persiste e incluso una vez destetados, en sus comienzos con alimentos sólidos. Es en estos casos cuando podemos hablar de un trastorno. Si no se detecta pronto, puede dar lugar a importantes carencias nutritivas, anemias y retrasos en la curva de crecimiento
El vómito puede contener desde alimento sin digerir hasta bilis, sangre, hierba etc. Sin embargo, el contenido de las regurgitaciones suele ser mucho más homogéneo; habitualmente es alimenticio. Con frecuencia podemos observar la aparición de espuma junto con la comida expulsada, que suele ser saliva espesa y la no aparición de contenido biliar.
La enfermedad por reflujo es relativamente frecuente durante los primeros meses del cachorro y especialmente en razas grandes de rápido crecimiento. Solo en pocos casos puede persistir, pero entonces debemos hablar de cachorros que también padecen de otras patologías.
El defecto en el cierre correcto del esfínter cardial provoca el reflujo gastroesofágico en el cachorro. Este reflujo que es fisiológico en el cachorro a causa de la inmadurez del cardias, puede desencadenar un cuadro clínico de vómitos, malnutrición, a veces hemorragias y problemas respiratorios. También es una de las causa de la muerte súbita en cachorros.
Este trastorno se suele corregir en el tiempo y de manera progresiva..no teniendo más importancia que la mencionada sin necesidad de aplicar ningún tipo de tratamiento agresivo, siendo recomendable suministrar poca cantidad de alimento por toma y no dejar que el cachorro beba demasiada agua tras la ingesta. También se recomienda una dieta blanda y alta en proteínas.
Pedro Campoy
WWW.Qomolungma.es
Referencias bibliográficas
Adamama K.K., Rallis T.S., Prassinos N.N., Galatos A.D. (2002). Benign esophageal stricture in the dog and cat: a retrospective study of 20 cases. Can. J. Vet. Res., 66, 1: 55-59.
Gaynor A.R., Shofer F.S., Washabau R.J. (1997). Risk factors for acquired megaesophagus in dogs. JAVMA, 211, 11: 1406-1411.
Guilford W.G., Strombeck D.R. (1996). Diseases of swallowing. En: Strombeck’s Small Animal Gastroenterology. Guilford W.G., Center S.A., Strombeck D.R., Williams D.A., Meyer D.J.(ed). (3ª edición). W.B.Saunders Company. Philadelphia: 211-238.
Jones B.D. (1992). Management of esophageal foreign bodies. En: Kirk’s Current Veterinary Therapy. XI. Kirk R.W. y Bonagura J.D.(ed). (11ªedición). W.B.Saunders Company. Philadelphia: 577-580.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nos interesa vuestros comentarios